jueves, 23 de junio de 2016

No repitamos experiencias del pasado (Revista Alba)

El próximo domingo 26 de junio se celebrarán en España unas nuevas elecciones generales, como consecuencia de la falta de acuerdo y entendimiento que surgió de los resultados electorales del 20-D. Aunque pueda parecer un domingo más, no lo es, y España se juega mucho.

Muchos dicen que hablar de la coalición Unidos Podemos (que integra Podemos e IU, esto es, al PCE, y a las confluencias de En Comú Podem, Compromís-Podemos y En Marea) es hablar de miedo. Ellos dicen que no hay que tenerles miedo, que solo vienen a cambiar la política y devolvérsela a la gente (sic), a la «Patria», que lo llaman ahora, entre corazones y odas a la sonrisa. Pero yo sí tengo miedo a los comunistas, cuyo objetivo no es otro que imitar, en lo posible, a la España de la II República, inspirada en la Unión Soviética, como no puede ser de otra forma, por mucho que se autodenominen «socialdemócratas» y por mucho que se vistan de corderos por rédito electoral.

La idea de fondo de Unidos Podemos no es otra, de cara al electorado, que un Gobierno «progresista» que ponga fin a las políticas llevadas a cabo por el PP. De las políticas del PSOE de Zapatero se «olvidan», pues saben que si atacan por ese lado, el Partido Socialista sería más reacio a un posible pacto de gobierno. No interesa hablar de lo que hubo antes del PP, nuevamente por intereses electorales.

La idea de «progreso» infundada tanto en Podemos (populismo socialista) como en IU (comunismo) se basa en una idea de la España de la II República, como he dicho antes, en la que una sociedad dividida en dos y el auge de la radicalización política acabaron en la Guerra Civil. El discurso de ambos partidos, de corte guerracivilista, tiene como objetivo, simple y llanamente cambiar una oligarquía por otra, como hicieron los bolcheviques en la Rusia de 1917, que nada tiene que ver precisamente con el progreso y la libertad. Este discurso se vuelve más efectivo con el caldo de cultivo de la situación actual, en una crisis tanto económica, como política e institucional. Y ahí han sabido sacar provecho, como ya hicieran Hugo Chávez y compañía en Venezuela hace (casi) dos décadas.

Este domingo España se juega bastante; puede llegar un cambio, pero a peor. No seré yo el que defienda a este PP, corrupto y falto a la verdad con su electorado y con España, al fin y al cabo, que ha abandonado las ideas liberales-conservadoras que llevaban por bandera bajo el mandato de José María Aznar. Pero tampoco seré yo el que defienda, ni mucho menos, al resto de partidos de carácter nacional y autonómico. La Partitocracia, dueña del consenso socialdemócrata, es corrupción y falta de libertad, lo sabemos.

Pero no por ello España se debe permitir un Gobierno populista. España merece algo mejor. Las ideas de la libertad no triunfan en España porque «nos han educado» bajo socialdemocracia; debemos apostar por ellas si queremos ser un país libre y próspero.
Unidos Podemos representa todo lo contrario (represión y regresión), junto con un PSOE radicalizado, que tan bien recuerda a la idea del Frente Popular (la radicalización política por definición).

Íñigo Errejón lo ha repetido en alguna ocasión: «Nuestra tarea es repetir a Lenin». Ya saben: «Paz, Pan y Tierra» (al final, nada de eso) en lo que terminó siendo la primera dictadura socialista (como no podía ser de otra forma) de la historia. ¿Quieren eso para Vds.? 



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