jueves, 10 de agosto de 2017

Otegi, quienes matan son los tuyos

Murió el etarra Kepa del Hoyo en la prisión de Badajoz, donde cumplía condena por asesinato y pertenencia a ETA. En esas salió a hablar Arnaldo Otegi, cabecilla de EH-Bildu, los proetarras, el brazo político de los terroristas, diciendo que “han matado a un abertzale a 750 km de su casa, y decimos que no es muerte natural porque no entendemos este desenlace fatal sin hablar de decenas de años de encarcelamiento, de dispersión, de malos tratos”, llamando “presos políticos vascos” a los etarras encarcelados a lo largo y ancho del territorio nacional.
El discurso proetarra siempre se ha presentado ante la sociedad como una batalla de opresores (el Estado español) contra oprimidos (ETA). De esa opresión vendría la persecución a la banda terrorista y la dispersión de presos, para mantenerlos lejos de sus familias, como si no hubieran hecho nada y se les persiguiera solo por su condición de independentistas. Nada más lejos de la realidad. La banda terrorista ETA es eso, una banda terrorista, asesina. Merecen y siguen mereciendo la dispersión y las cárceles más nauseabundas que haya. Tener con ellos la misma humanidad que tuvieron con sus víctimas, es decir, ninguna.
Habla Otegi de que no es una muerte natural. Habrá que recordarle que las muertes que no han sido naturales han sido los casi 900 asesinatos que perpetró su banda terrorista durante más de 50 años de actividad armada. Los que matan son tus amigos, Otegi. El “Estado español” solo hace cumplir la ley, como es lógico, ante la amenaza terrorista y responde con cárcel a los atentados y asesinatos de ETA. Aunque bien es cierto que a veces se han producido concesiones aberrantes, como la Doctrina Parot.
Un etarra en la cárcel no es un preso político, es un terrorista encarcelado. Al igual que Otegi tampoco fue un preso político, sino un tentáculo de la banda terrorista ETA encarcelado.
Y aunque ahora ETA no mate físicamente, su brazo político sigue matando en el País Vasco y Navarra, inoculando también sus raíces en Cataluña (véase la CUP). Matar en el sentido de destruir las instituciones para hacerse con el poder. Destruir la economía, con continuas intervenciones y centralizando en manos de unos pocos. Destruir la libertad en general: en las zonas donde los proetarras gobiernan ayuntamientos sigue habiendo miedo por culpa de las amenazas de éstos. Muchos concejales de PP y PSOE siguen llevando escoltas ya que siguen recibiendo amenazas como cartas con balas dibujadas o insultos de todo tipo cuando pasean por sus pueblos. ETA ya no mata físicamente, pero su brazo político sigue matando una convivencia pacífica y en armonía, la cual todavía no ha llegado a Euskadi, y declaraciones como la de Otegi en referencia a Kepa del Hoyo hacen visible un comportamiento de más división y distanciamiento con el resto de España.
Se olvida Otegi que los que matan son los suyos. Quienes tienen las armas todavía y no se han disuelto, son los suyos. Quienes siguen inoculando miedo allá por donde van son los suyos. Quienes tienen que disolverse, entregar todas las armas, pedir perdón a las víctimas y colaborar con la justicia, son los suyos. Así que menos victimismo por la muerte natural de un etarra, menos disfrazar los acontecimientos y más luchar por la libertad y democracia, pero de verdad, no la visión abertzale, que no es más que la continuación del terror y el miedo, pero, de momento, sin pistolas ni bombas. Me parece que pido demasiado.

* Publicado en La Razón

martes, 1 de agosto de 2017

La hipocresía en Podemos (y van...)

El otro día unos venezolanos se encontraron por la calle, sentados en una terraza de cualquier bar, a dirigentes de Podemos, entre ellos el líder del partido, Pablo Iglesias, y la número 2, Irene Montero. Hasta aquí una anécdota cualquiera. Hasta que dichos venezolanos, aquellos que llevan años siendo perseguidos, anulados y bajo el yugo del chavismo empezaron a increpar a Iglesias y compañía, echándoles en cara su colaboración - asesoría y financiación - con el régimen chavista y la nefasta situación actual del país latinoamericano.
El vídeo corrió como la pólvora por las redes sociales y hasta el PP lo compartió, lo que produjo la reacción de Iglesias y Montero, recriminando la libertad de un partido político de compartir en sus redes sociales lo que quieran (es normal, si por ellos fuera el PP y el resto de partidos no existirían), echándoles en cara su “bajo decoro parlamentario” y que “el PP promueve los insultos”, cuando en el vídeo no se emite insulto alguno.
Han sido precisamente los dirigentes de Podemos quienes han abanderado estos años atrás el acoso político y la protesta hasta límites insospechados hacia el resto de políticos, sobre todo a dirigentes de “la trama”, ahora que no usan “la casta”, dado que ellos ya forman parte de ésta. Es lo que conocemos como escraches.
Vaya por delante que yo no soy muy receptivo a estos métodos, pero hay que señalar la profunda hipocresía (una vez y otra) de Iglesias y Montero, como muchos de sus compañeros de Podemos, al criticar ahora este tipo de protesta, mientras han permitido, encabezado y legitimado otros escraches, incluso en la propia Universidad. Rosa Díez, Felipe González y Cristina Cifuentes han sido algunos de los políticos escracheados por Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y los cachorros que ahora forman Podemos y todos sus tentáculos políticos y sociales.
El “jarabe democrático”, expresión utilizada por Pablo Iglesias para referirse a los escraches, es amargo cuando va contra él y los suyos. Quien se cree centro del universo, se cree dueño y señor de los actos del resto. Quien se cree cabeza del “Pueblo” y depositario de la voluntad popular, ve inadmisible que protesten hacia su figura, pues él es puro e inmaculado y son los otros (el “anti Pueblo”, la “trama”, la “oposición venezolana”, etc.) a los que deben ir dirigidas dichas protestas. Es muy hipócrita quejarse de algo que tú has hecho tanto y de lo cual dices que es totalmente legítimo y una expresión pura de la democracia. Pues ahora, toca aguantar. Os toca aguantar, Podemos.
Queda, pues, de manifiesto una vez más el comportamiento infantil, de aquel al que no le gusta la responsabilidad ni tiene empatía por los demás (no hagas lo que no te gusta que te hagan). Los dirigentes de Podemos que colaboraron (y colaboran) con el régimen autoritario de Chávez y Maduro han de rendir cuentas, primero con los propios venezolanos y después con los españoles, pues quieren exportar ese modelo a la España actual, algo que debemos tener bien claro y siempre presente. De ahí las palabras de Juan Carlos Monedero: «Venezuela es el ejemplo para los pueblos del sur de Europa», «hace falta Venezuela y Chávez para el proceso que está comenzando ahora en Europa» y dejando claro su colaboración, también en la actualidad: «colaborando a la principal tarea que tenemos por delante, y es que Maduro continúe la tarea del presidente Chávez». No es de extrañar, pues, la conexión Podemos-Venezuela y su modelo para España.
Por tanto, no debemos asombrarnos de que algunos venezolanos protesten contra Pablo Iglesias y compañía, en primera persona, por su papel en el hundimiento de Venezuela. Al fin y al cabo están tomando de su propia medicina.

* Publicado en La Razón