martes, 26 de enero de 2016

El Estado contra la voluntad del individuo: el caso de las drogas

Los Estados modernos, en su intento de crear “ciudadanos modelos”, han impuesto una serie de normas y leyes injustas, en contra de la propia Ley, que diría el economista liberal Frederic Bastiat, la cual debe proteger de ataques ajenos, únicamente, Vida, Libertad y Propiedad de cada individuo. Una de esas leyes es la ilegalización de las drogas. Dentro de las muchas libertades que los poderes públicos han ido arrebatando a los individuos, la cuestión de las drogas es una de ellas.
Las drogas deberían ser legalizadas y liberalizadas. Tanto la producción como la distribución y el consumo. Es una cuestión del más básico individualismo: mi cuerpo me pertenece a mí y tu cuerpo a ti. Por tanto, debe ser el individuo quien decide qué sustancias toma o deja de tomar, aun cuando sean sustancias que le perjudiquen -juicio que debe realizar el individuo-, pero nunca debe ser el Estado (políticos y burócratas, básicamente) quien haga de padre de cada uno de nosotros y nos diga lo que debemos hacer o no en cada acción que realicemos. Cada uno debe ser libre de consumir lo que desee, mientras no haga daño y atente contra otros.
La Guerra contra las Drogas (War on Drugs)
La Guerra contra las Drogas (la cual comenzó el Gobierno de EE.UU. presidido por Richard Nixon) no es más que la persecución del Estado hacia individuos libres y responsables, que deciden hacer uso de sustancias que los propios poderes públicos consideran que son dañinas. Pero dicha Guerra ha sido (y sigue siendo) un auténtico fracaso. Ha fracasado en impedir el abuso de las drogas. Ha fracaso en evitar muertes por consumo de drogas. Ha fracasado en mantener las drogas fuera de las manos de los adictos. Ha fracasado en mantener las drogas lejos de los adolescentes. Ha fracasado en reducir la demanda de drogas. Y ha fracasado en detener la violencia asociada con el tráfico de drogas.
A la hora de evaluar la Guerra Contra las Drogas, la interrogante radica entonces en si todas estas vidas perdidas, todo el dinero, toda la violencia, toda la corrupción y la formidable erosión de las libertades civiles está dando sus frutos. Quizá baste con citar la primera frase del informe Evaluación nacional sobre la amenaza de la droga, en su edición de 2010: “En general, ha aumentado la disponibilidad de drogas ilícitas”.
La Guerra contra las Drogas ha fracasado en todos sus objetivos, pero sí ha servido paraenviar a prisión a personas cuyo único “delito” ha sido el consumir una sustancia prohibida o simplemente venderla, saturando de este modo las cárceles de todo el mundo. Como dice Walter Block, hay muchas razones para oponerse a la ilegalización de las drogas, pero la principal es que viola el principio de no agresión, ya que el Estado usa la violencia contra usuarios pacíficos y empresarios que suministran este bien. La Guerra contra las Drogas ha servido para reforzar el Estado Policía: vigilancia y paternalismo llevados al extremo.
No son criminales ni deben estar en la cárcel
Por tanto, aquellos que quieran producir y distribuir drogas dentro de un mercado libre, mediante oferta y demanda y sin agresiones ni obligaciones a terceros, deben tener la libertad de hacerlo. Y aquellos que deseen comprar y consumir, igual. Pese a lo que se ha ido inoculando en las sociedades modernas, los productores, distribuidores y consumidores de drogas no son criminales, mientras que accedan libremente y por convencimiento propio. Las cárceles de todo el mundo están repletas de personas asociadas a la droga, siendo una vejación hacia un individuo que debe ser libre para decidir qué consumir.
Es por ello que, una vez se legalizaran y liberalizaran las drogas, el dinero destinado a mantener la Guerra contra las Drogas debería ir destinado a combatir a los verdaderos criminales: los que le violan los derechos a los demás (asesinos, violadores, ladrones, grupos terroristas, estafadores, etc.)
La legalidad de una sustancia responde, simple y llanamente, a la arbitrariedad del Estado. Como digo, quienes producen o consumen drogas no son criminales porque el Estado prohiba dichas sustancias. Si mañana se prohibiera el alcohol y el tabaco, ¿serían criminales los millones de españoles que lo producen, distribuyen y consumen? Por supuesto que no; lo mismo sucede en el caso de las drogas ilegales.
Así pues, debemos dejar atrás el paternalismo estatalser responsables de nuestros actos y consumir lo que deseemos mientras no impongamos y obliguemos a terceras personas. Ya va siendo hora de ser libres e independientes. Para ello, entre otras cosas, es hora de legalizar y liberalizar la producción, distribución y consumo de drogas. El Estado contra la voluntad del individuo: las drogas es un claro ejemplo de ello.

1 comentario:

  1. Varios problemas:

    -Mayor libertad presente a costa de menor libertad futura ( deterioro cognitivo, económico etc)
    -Multitud de externalidades negativas ( conducir por vía pública drogado, fumadores pasivos o jeringuillas en un establecimiento público...)
    - Identificar legalizar como "algo bueno". Esto es muy evidente en el caso del tabaco o del alcohol y su extensión a capas cada más jóvenes de población.
    -Drogas que anulen la voluntad. Firmar un contrato drogado.

    Por ello deben ser legalizadas pero no liberalizadas:
    -Internalización de costes. Los problemas de salud derivados del consumo de drogas no podrán ser socializados mediante la Sanidad Pública
    -Regulación en lugares públicos. Primacía de la regulación local frente a la nacional.
    -Un contrato no sería válido si el firmante estaba drogado.
    -Las drogas deberían dejar de ser atenuante en otros crimines.
    -Régimen especial para la heroína por el grave peligro que supone para la salud el uso de jeringuillas. ( Imagina por un momento un heroinómano en los servicios de un bar y que arroje la jeringuilla al suelo)

    En principio, la legalización resolvería problemas tales como la violencia o la corrupción derivadas de este negocio, pero a costa de un mayor riesgo para la salud pública.

    Todo esto debe ser valorado con cuidado. Por eso abogo por la legalización, pero no por la liberalización absoluta.

    " Mi cuerpo pertenece a mí". Te voy a poner tres ejemplos por los cuáles los principios constitucionales del liberalismo son condición necesaria pero no suficiente para la sana convivencia.

    -Legalización de la necrofilia. Propuesto por las juventudes del Partido Liberal Sueco recientemente. Al igual que una persona puede donar su cuerpo para la ciencia también puede donarlo para satisfacer los deseos sexuales de otra persona.

    -Una persona compra un animal, lo viola y lo tortura. Cumple los principios constitucionales. Sería equivalente a que alguien destrozase los muebles de su habitación.

    - Una persona decide que otra persona le asesine (suicidio) para ser luego objeto de canibalismo. Verídico. Pasó en Alemania.

    Así que una de dos: o los principios constitucionales del liberalismo no son condición suficiente o dejaríamos sin trabajo a muchos psiquiatras xDD.

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