jueves, 17 de noviembre de 2016

Más libertad, menos pobreza

Un tema que nunca deja de estar presente en los medios de comunicación y todo tipo de debates es el de la pobreza. Ahora bien, todos de acuerdo en que debemos ir reduciéndola, no todos están de acuerdo en la receta para mejorar en ese aspecto.
Los hay que manipulan y hacen demagogia con los datos (pues no es otro su objetivo que mentir), escandalizando e intentando hacer ver que hay más pobres de los que realmente hay; o, entendiendo mal la economía, que hay más pobres porque a la vez hay más ricos. La falacia de la economía como juego de suma cero, tan utilizada por sectores políticos que hacen del odio al capital (entre comillas) su modus operandi.
Y los hay que equivocan desigualdad y pobreza, atribuyendo la primera como si fuera la segunda. Así pues, persiguen la desigualdad en vez de querer acabar con la pobreza. Ignorancia de fondo, pues todos los seres humanos somos desiguales desde el momento de nuestro nacimiento. Hay capacidades que nunca podrán ser iguales. Se empeñan en igualar en los recursos y la economía, interviniendo desde el Estado, algo que solo tiene un camino: la igualdad por abajo, en la pobreza, acabando por cumplir lo contrario al objetivo principal. Se empeñan en querer redistribuir persiguiendo la creación de riqueza y eso nunca ha funcionado, ni lo hará.
¿Entonces cómo podemos hacer que la pobreza sea cada vez menor? Más sencillo de lo que parece: con libertad económica. Según la Heritage Foundation, aquellos países con mayor libertad económica tienen una intensidad de la pobreza menor (0.07) que los países con economías más intervenidas (0.22).

Por otro lado, el Fraser Institute señala también las diferencias de pobreza según el grado de libertad económica. Mientras que en las economías libres solo el 1.9% (de media) de la población vive en la pobreza extrema (vivir con 1.9$ al día), en las economías más controladas aumenta hasta el 30.6%. Lo mismo ocurre con la pobreza moderada (vivir con 3.1$ al día); en las economías libres solo el 2.3% de la población vive en esas condiciones, mientras que en las economías menos libres la cifra aumenta hasta el 48.1%. Entre medias, los demás tipos de economías (el segundo y tercer cuartil), produciéndose una disminución del porcentaje de población en situación de pobreza conforme aumenta la categoría de libertad económica.

Asimismo, según el Fraser Institute, los ingresos del 10% más pobre multiplican algo más x10 los ingresos del mismo sector de población de las economías más controladas. Dicho de otra manera, es mejor ser pobre en Suiza que en Cuba.

Es una obviedad, por tanto, que gracias al mercado, la función empresarial, el comercio libre, etc.; y pese a tantas intromisiones de los diferentes poderes públicos, el mundo es menos pobre ahora que hace uno o dos siglos. Y también, pese a que muchos intentar hacer ver lo contrario, la pobreza sigue disminuyendo en las últimas décadas. Según la propia Heritage Foundation, a la vez que hay mayor libertad económica se reduce la pobreza, como demuestran los siguientes dos gráficos.


Si queremos menos pobreza, debemos poner los ojos en países como Suiza, Canadá, Irlanda, Australia, etc., siempre primeros en libertad económica, y no tanto en países que destrozan sus economías, como es el caso de Venezuela, Cuba, Argentina, Corea del Norte, etc.
Las mentiras y demagogia de algunos hacen creer que para reducir la pobreza, y acabar con ella, necesitamos lo que ellos dicen, que suele ser mayor intervención en la economía. Como ya se ha visto en los párrafos anteriores, eso no lleva a reducir la pobreza, sino a aumentarla. Si de verdad queremos acabar con la pobreza [la desigualdad no es mala per se], es sencillo: libertad económica y dejar crear riqueza en vez de perseguirla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario