sábado, 12 de marzo de 2016

Iniciativas del cambio

Hace unos días, después del primer debate y correspondiente votación de investidura, en la cual, el candidato socialista Pedro Sánchez no logró conseguir los apoyos necesarios, desde Podemos se lanzó a través de las redes sociales un hashtag llamado #IniciativasDelCambio. El plan era hacer diferenciar entre sus propuestas y las del pacto PSOE-C’s, que eran la continuidad de las políticas llevadas a cabo por el PP en la anterior legislatura, según Podemos.
Estas propuestas seguían el camino del programa electoral del partido de los círculos (aunque cada vez éstos tienen menos importancia y casi todo se decide desde la cúpula). Más control, más impuestos (casi siempre desde el discurso ‘ricófobo’), más gasto, etc. Como buenos populistas que son, desde Podemos han demostrado manejar como nadie la hegemonía de la que nos hablara el filósofo marxista Antonio Gramsci en su momento.
Proponer iniciativas que siguen el sendero del consenso socialdemócrata anclado en España desde hace varias décadas no es cambio. Desprender un aroma a comunismo no suena a ninguna novedad. El cambio, por tanto, no puede venir desde políticas que ya se han aplicado con anterioridad, en mayor o menor grado de intervención estatal.
Proponer unas iniciativas del cambio no es tan complicado: basta con proponer cosas que nunca se hayan visto en el pasado, como son las políticas liberales, invisibles en el consenso actual. Liberalizar sanidad y educación, liberalizar sectores ultra intervenidos (como el suelo o la energía), bajar drásticamente los impuestos, reducir el gasto público desbocado, legalizar las drogas, cerrar las TV públicas, etc.
Llamar #IniciativasDelCambio a propuestas que piden más Estado me parece un insulto a la inteligencia. El cambio debe venir desde propuestas que emponderen de verdad a la gente, es decir, que los políticos devuelvan a la sociedad sectores que han intervenido descaradamente con el paso de los años.

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