jueves, 5 de marzo de 2015

Monopolio-oligopolio no son libre mercado

Estos días hemos conocido dos noticias acerca de la falta de libre mercado que sufrimos en España, pese a que algunos no dejan de repetir que la crisis actual es culpa del liberalismo y del libre mercado, “que deja vía libre a los empresarios para explotar a sus trabajadores y propicia una ‘dictadura de los mercados’ o ‘dictadura del capitalismo’”, y no aprenden que es más bien lo contrario.

Por un lado se ha conocido el intercambio de información, pacto de no agresión y coordinación comercial en materia de precios (pacto de precios) entre cinco empresas petroleras, como son Repsol, Cepsa, Bisa, Galp y Meroil. Además, dichas empresas llegaron a atacar a gasolineras que bajaban sus precios, como es el caso de Alcampo, en una muestra clarividente de no aceptar nada fuera de lo pactado, no querer libre competencia.

Por otro lado, la segunda noticia tiene relación con la anterior, pero cambiando el sector comercial en el que se ha producido. Esta vez hablamos del sector lácteo, donde once empresas pactaban el precio de la leche e intercambiaban información. 

Dos muestras de oligopolio, en las que son pocas empresas las que abastecen el mercado, por lo que tienen un cierto poder sobre éste para fijar los precios y las cantidades producidas, siendo siempre el consumidor el único perjudicado de estas prácticas.  
El oligopolio es uno de los tipos de competencia imperfecta. El más famoso es el monopolio. Ocurre igual que en el oligopolio, pero es una única empresa la que abastece la totalidad del mercado. Una característica del monopolio es lo que conocemos como ‘coste social’, esto es, el coste que vendrá medido por la diferencia entre el nivel de producción que ofertaría una empresa perfectamente competitiva y el que ofertaría una empresa monopolística. Otra característica negativa del monopolio es la diferencia entre el precio que establecería la empresa competitiva y el que establece el monopolio (los precios del monopolio siempre son superiores a los de la competencia perfecta). 

Tanto el monopolio como el oligopolio representan la competencia imperfecta. Frente a la competencia imperfecta está la competencia perfecta. Un mercado perfectamente competitivo es aquel en el cual todos sus participantes son precio-aceptantes, es decir, ni las decisiones de consumo de los consumidores individuales ni las decisiones de producción de los productores afectan al precio de mercado del bien, a diferencia de los monopolios, en el cual el único participante es precio-oferente.

Las características del mercado de competencia perfecta son las siguientes:
  • Existe libertad de entrada y de salida del mercado. Las empresas pueden entrar o salir libremente del mercado. En los mercados competitivos no hay barreras de entrada, esto es, existe libre concurrencia.
  • Existencia de un número elevado de compradores y productores. Esto implica que la cantidad que cada una de las empresas participantes ofrece en el mercado representa una proporción muy pequeña sobre el total, por lo que no tienen individualmente influencia sobre el precio –lo mismo cabe decir respecto a los compradores-.
  • Existe información perfecta. Todos los participantes tienen pleno conocimiento de las condiciones generales en que opera el mercado. Se conocen los precios, los costes, etc.
  • El bien que producen todas las empresas es homogéneo. Los consumidores no encuentran diferencias entre adquirir el bien a una u otra empresa, consideran que los productos de los diferentes productores son el mismo bien. 

Cierto es que resulta muy complicado que un mercado sea totalmente competitivo, ya que estas características son difíciles de cumplir en su totalidad en todos los ámbitos de la economía. Pero siempre será mejor un mercado que se aproxime más al libre mercado que al regulado por el Estado o por los monopolios-oligopolios, que no son libre mercado por más que algunos se empeñen en ello.

"Es el mercado libre el que hace imposibles los monopolios". Ayn Rand.


Por ello creo que es necesaria una verdadera liberalización del mercado, dejando atrás los monopolios y oligopolios existentes y abrirse hacia un auténtico mercado libre, regido por la ley de la oferta y la demanda y en el que el precio de cualquier bien venga determinado libremente entre comprador y vendedor, aceptado voluntariamente, y no bajo coacción, más propio de la acción estatal.

Para acabar, he de decir que mucha gente suele hablar de libre mercado para referirse a sectores como el de la gasolina o el eléctrico, entre otros. Son dos sectores ultra intervenidos por el poder político, pero algunos hablan de estos sectores en tono despectivo hacia el liberalismo y el libre mercado, cuando no es más que una crítica hacia el monopolio-oligopolio, hacia el mercado pactado, el favorito de ideologías colectivistas como el socialismo o el marxismo, todo lo contrario al libre mercado. A ver si de una vez les entra en la cabeza: ni un monopolio ni un oligopolio son libre mercado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario